Un error que comete la gente cuando viaja: se desorganiza y mutila a sí misma con equipaje inútil y cámaras inútiles. Lo único que se necesita es una máquina de escribir portátil y una pequeña bolsa con calcetas y ropa interior, un sacacorchos y una navaja.

Charles Bukowski, escritor alemán-estadounidense, en su libro Shakespeare nunca lo hizo.

Un derecho que pocos intelectuales se preocupan por reivindicar es el derecho a la errancia, al vagabundeo. Sin embargo, el vagabundeo es la liberación, y la vida en los caminos, ¡la libertad!

Isabelle Eberhardt, exploradora y escritora suiza.

ARISTÓTELES ONASSIS: Enredos de un anfitrión

El magnate griego Aristóteles Onassis había planeado personalmente cada detalle del crucero que partiría el 22 de julio de 1959 del puerto de Montecarlo rumbo a Italia, Grecia y Turquía, con importantes invitados a bordo. Todo estaba previsto para asegurar la diversión de los pasajeros del lujoso yate Christina, desde las películas que se proyectarían…

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«Para el viajero nato, el viajar es un vicio acosador. Al igual que los otros vicios resulta imperioso, exigiendo de su víctima tiempo, dinero, energía y el sacrificio de su comodidad».

Aldous Huxley, escritor y filósofo británico, en el libro A lo largo del camino.

«Entre el turista y el viajero la primera diferencia reside en parte en el tiempo. Mientras el turista, por lo general, regresa a casa al cabo de algunos meses o semanas, el viajero, que no pertenece más a un lugar que al siguiente, se desplaza con lentitud durante años de un punto a otro de la tierra (yo añadiría y de su alma)».

Paul Bowles, escritor estadounidense, en su novela El cielo protector.