La relación de Henry Miller con su todavía esposa June era tormentosa, aunque ya estaban separados y ella planeaba regresar a Estados Unidos en cuanto tuviera el dinero necesario. De modo que el escritor decidió que quería escapar de alguna forma y, además, se le antojaba escuchar hablar en su propio idioma, ya que llevaba unos años viviendo en París. Aunque aseguraba detestar Londres, decidió improvisar un viaje con ese destino.
La idea era mantener el plan en secreto, ya que a June no se le ocurriría buscarlo en Londres y probablemente a su regreso ella ya se habría marchado. Consiguió dinero para mantenerse sin problema durante unos diez días y tramitó una visa de un año, por si terminaba gustándole Londres y decidía volver más adelante.
Pero todo comenzó a complicarse cuando una noche June llegó a cenar a la casa que Henry compartía con su amigo Alfred Perlès en Clichy. Abrieron una botella de Chartreuse, y luego otra, que ablandaron la mente, aflojaron la lengua y volvieron al escritor sensible a los reclamos de su ex. Así, le contó sobre su viaje y le dio el dinero que había destinado para su aventura londinense.
Aunque consideró la posibilidad de no viajar, Fred lo convenció de irse, prometiéndole que, en cuanto se instalara en Londres, le mandaría un giro con dinero. De modo que se embarcó en Dieppe, a fines de 1934, para cruzar el canal de la Mancha, con cien francos en el bolsillo. Por más que no pensaba tocar su billete hasta llegar a su destino, las circunstancias en el barco lo llevaron a tener que pagar varias cervezas y algún bocadillo.
Una vez en Newhaven, debía pasar el control fronterizo para seguir camino en tren hacia Londres. Pero no sería nada sencillo. Cuando le tocó el turno al escritor, entregó su pasaporte y el agente comenzó con el interrogatorio: “¿Cuánto tiempo piensa estar en Inglaterra? ¿En qué hotel se alojará? ¿Qué piensa hacer en Londres? ¿Tiene amigos en la capital? ¿Cuenta con dinero suficiente?”. Esta última pregunta lo llevó al borde de la cornisa, ya que le pidieron que mostrara cuánto llevaba, y la escasísima suma –que hizo gracia a quienes lo rodeaban– acentuó la suspicacia de los guardias fronterizos. “Las personas que sostenían sus maletas comenzaron a dejarlas en el suelo, como si supieran que iba para largo”, recordó Miller tiempo después en su relato Vía Dieppe-Newhaven.

El interrogatorio se hizo más encarnizado: “Así que su amigo le enviará dinero, ¿podría darme el nombre de su banco en París? Su amigo trabaja en el Chicago Tribune y viven juntos. ¿Por qué sacó visa para un año si sólo piensa quedarse un par de semanas? Usted es escritor. ¿En qué medios publica? ¿Cómo se llama su editorial? The Obelisk Press”. Nada le sonaba al guardia. “Parecía convencido de antemano de que yo era un malhechor”, aseguró Miller.
Mientras pitaba el silbato del tren anunciando su partida hacia Londres y llevándose el equipaje del escritor, el agente volvió a la carga: “¿Cómo se titulaban sus libros?”. Miller, un poco exasperado, le contestó que tenía sólo uno y que se llamaba Trópico de Cáncer. Entonces el guardia le soltó incrédulo: “¡Vamos, señor Miller, ¿no irá usted a decirme que escribe también libros de medicina?!”.
“Trópico de Cáncer, dije lenta y solemnemente, no es un libro de medicina. El título es simbólico. Trópico de Cáncer es el nombre que se da en los libros de texto a una zona templada situada por encima del Ecuador. Por de bajo de éste está el Trópico de Capricornio, que es la zona templada meridional. Naturalmente, el libro tampoco tiene nada que ver con condiciones climáticas, a no ser que se trate de una clase de clima mental. El de cáncer es un nombre que siempre me ha intrigado, lo encontrarán ustedes también en el lenguaje astrológico. Etimológicamente procede de cancro, que significa cangrejo. En el simbolismo chino es un signo de gran importancia. El cangrejo es el único ser vivo que puede caminar hacia atrás, hacia delante y de lado con la misma facilidad. Naturalmente, mi libro no trata de todo eso explícitamente”.
Henry Miller, Vía Dieppe-Newhaven.
Henry Miller, Vía Dieppe-Newhaven.
La detallada explicación le valió de poco a Henry Miller, quien fue encargado a un guardia que debía custodiarlo toda la noche y, al día siguiente, acompañarlo de regreso a Dieppe, donde le devolvería su pasaporte, con la visa para Inglaterra tachada con una ominosa X negra.
Ficha Personal
- Henry Valentine Miller(1891-1980).
- Nació en Nueva York, ciudad que detestaba y criticó fuertemente. Vivió en Francia y también un año en Grecia. Luego se trasladó a Big Sur, en California.
- Polémico escritor, censurado en su país por su franqueza descarnada, la sensualidad de sus escritos, además de sus objeciones al puritanismo moral y la hipocresía de los Estados Unidos de aquella época. Su obra ha sido autobiográfica y vivencial.
- Autor de libros como Trópico de Cáncer, Primavera negra, Trópico de Capricornio y La crucifixión rosa, entre otros.
- La justicia de Estados Unidos le abrió un proceso por obscenidad por Trópico de Cáncer, basándose en las leyes de aquel entonces contra la pornografía. Durante 30 años, esta novela estuvo prohibida en su país. Sin embargo, algunos ejemplares se distribuyeron camuflados bajo la portada de Jane Eyre, de Charlotte Brontë. El fin de la censura significó también el inicio de la llamada Revolución Sexual.
- Fue parte de la Generación Beat.
- Se casó cinco veces y tuvo tres hijos. Sin embargo, su relación más famosa fue la que mantuvo con su amiga y amante Anaïs Nin.
Fuente: Nueva York. Ida y vuelta – Vía Dieppe-Newhaven, Henry Miller, Edhasa.