Un tono nostálgico invadió la queja de la fotógrafa italiana Assunta Adelaide Luigia Modotti Mondini cuando –tras ser deportada por su actividad política en México–, recaló en Alemania, a principios de 1930. “Para quien viene de México, el cambio es muy cruel. Pero sé que lo más sabio es que olvide el sol, el cielo azul y los otros placeres de México y me adapte a esta nueva realidad, y comience, de nuevo, mi vida”, escribió entonces en una carta.

La salida de Tina Modotti de México, contra su voluntad, se concretó mediante una acusación infundada sobre la supuesta intención de la italiana de matar al presidente Pascual Ortiz Rubio. La fotógrafa se había transformado en un personaje incómodo, dada su militancia comunista, y se aprovechó la primera oportunidad para expulsarla, poniendo fin a siete años de residencia en el país.

Sin embargo, Tina no iba a renunciar definitivamente a los “placeres de México” y prometió volver, algo que logró casi una década después, para morir a poco de llegar en la tierra que tanto la inspiró, a la temprana edad de 46 años. “Me voy ahora, pero espero regresar y verte a ti, y a México, nuevamente, pero a un México en circunstancias más favorables”, le susurró durante la despedida a Diego, el pequeño hijo del fotógrafo Manuel Álvarez Bravo.

Noticias de un país exótico

Pero ¿qué sabía Tina de México cuando era una joven inmigrante italiana radicada en Los Ángeles y una estrella de Hollywood en ciernes? Unos amigos mexicanos que tenía en común con su esposo, Robo de l’Abrie Richey, habían logrado interesar a la pareja sobre el país más allá de la frontera sur. Además, durante su primer protagónico en la película “The Tiger’s Coat”, Tina debió representar a una sirvienta mexicanaY eso era todo.

Detalle del mural En el arsenal, de Diego Rivera, Secretaría de Educación Pública de México.
Detalle del mural En el arsenal, de Diego Rivera, Secretaría de Educación Pública de México.

Robo fue el primero en considerar la posibilidad de viajar a México. Mientras, Tina dudaba, ya que había iniciado un romance secreto con el ya célebre fotógrafo Edward Weston. Al fin, el esposo partió solo y enviaba de la capital elogiosas cartas sobre el despertar cultural mexicano.

Una exposición de artistas norteamericanos, montada por entonces en la Ciudad de México, donde se incluyeron dibujos de Robo y fotografías de Weston, con Tina como modelo, hicieron que la belleza de la joven italiana se comentara ampliamente. Así, Tina era famosa en esas latitudes, aún antes de su arribo.

Cuando Tina decidió tomar el tren para reunirse con Robo, ya era tarde, en el camino se enteró de su repentina muerte, víctima de una enfermedad fulminante. Aunque las circunstancias que rodearon la primera visita de la italiana a México fueron más bien adversas, el país la enamoró. En pocos días estableció contacto con buena parte de los artistas locales, cuyas ideas de rescatar sus raíces culturales estaban en pleno auge. Además, descubrió que su idioma materno le permitía comunicarse a la perfección y facilitaba las cosas.

Recuerdos de Italia

Tina regresó a California, aunque ya se había producido en ella el encantamiento. Un par de años después, a principios de 1923, se mudó con Weston, quien se convertiría en su maestro en materia de fotografía. Juntos montaron un estudio y recibieron varios encargos, uno de ellos, para ilustrar un libro, les permitió viajar por el país. Algo que Tina luego haría en varias oportunidades, tanto por su militancia política como por su trabajo como fotógrafa profesional.

Mientras en Estados Unidos el Ku Klux Klan imponía su ley moral, México sorprendió a Tina y Weston con una libertad –en especial en materia sexual–, que no iban a desperdiciar, aunque escandalizaran a uno que otro. La italiana estaba fascinada con su nueva vida y se sentía a sus anchas en México. Además, muchas costumbres y lugares se le hacían muy familiares. “Me recuerda a Italia, por eso, cuando estoy en México, me siento mexicana, en cambio, en Estados Unidos, me sentía en un país extranjero”, comentó durante una entrevista publicada en El Universal Ilustrado.

Detrás de la lente

Aunque la relación de Tina con las cámaras comenzó frente a la lente, como modelo, pronto la tentó la idea de materializar su interés por el arte ubicándose en la parte de atrás y tomando sus propias imágenes. México, por otra parte, resultaba un lugar especialmente inspirador. De hecho, prácticamente no tomó fotografías fuera del país… y durante su exilio hasta abandonó su carrera.

Tina Modotti, fotógrafa italiana.
Tina Modotti, fotógrafa italiana.

A medida que se hacía diestra en el manejo de la cámara, Tina fue creando su propio estilo, diferente del que caracterizaba al maestro. Su compromiso social la llevaba a fotografiar a la gente, su vida y sus penurias. Así, se hicieron célebres sus fotos Manifestación de trabajadores, con mar de sombreros de ala ancha que hablan por sí solos, o Madre con niño en Tehuantepec, o Hija de un ferrocarrilero, entre muchas otras. Además, Tina obtenía el dinero necesario para vivir haciendo retratos de sus adinerados vecinos de la colonia Juárez y como la fotógrafa oficial de los muralistas Diego Rivera y José Clemente Orozco.

Cuando presintió que sus días en México estaban llegando a su fin, Tina se decidió a montar la primera exposición de su obra, en la Biblioteca Nacional. “Siento que, si abandono México, le debo al país no sólo mostrar lo que he hecho aquí, sino especialmente lo que puede hacerse, sin recurrir a las iglesias coloniales, los charros, las chinas poblanas y otras tonterías similares con que la mayoría de los fotógrafos se han regodeado”, sentenció en una carta a Weston.

 

Fuente: Tina Modotti, fotógrafa y revolucionaria, de Margaret Hooks, Plaza & Janés Editores, 1998.

 

LOS RINCONES DE TINA

Casa “El Barco”, Veracruz 42, colonia Condesa, ciudad de México. Los inquilinos apodaron así a la vivienda por su extraña forma triangular. Allí la fotógrafa vivió casi tres años, desde principios de 1924 hasta fines de 1926. Algunos de los desnudos de Tina bajo un sol radiante, con Edward Weston ubicado detrás de la cámara, se hicieron en la azotea de esa casa. También dos famosas fotos de Tina, Puertas abiertas y Escaleras, corresponden a ese lugar.

Ex Colegio Jesuita de Tepotzotlán (hoy Museo Nacional del Virreinato), Estado de México. Tina y Weston, acompañados de varios amigos, visitaron en la Semana Santa de 1924 el colegio y monasterio jesuita del siglo XVII, que fotografiaron profusamente. La fotógrafa utilizó una técnica original para copiar esas fotos: imprimió a partir de un positivo ampliado, de modo que obtuvo un negativo de cabeza. Plaza Hidalgo 99, Tepotzotlán.

Proyecto “Idols Behind Altars”. La ilustración del libro sobre el arte popular y religioso de México, con textos de Anita Brenner, que publicó la Universidad Nacional en 1929, llevó a Tina y Weston a viajar por el país y tomar cerca de 200 fotografías. Así, durante algunos meses de 1926, recorrieron Puebla, Oaxaca, varias iglesias del siglo XVI, las pirámides de Etla, Pátzcuaro y Janitzio, entre otros sitios.

Murales Tierra virgen y Germinación, de Diego Rivera (1926), quién utilizó a Tina como modelo. Capilla de la Universidad Autónoma de Chapingo, Km. 38,5 de la carretera México-Texcoco, Chapingo, Estado de México.

Mural En el arsenal, de Diego Rivera (1928), donde aparece Tina junto a Frida Kahlo repartiendo armas a un grupo de obreros. En el tercer piso de la Secretaría de Educación Pública, República Argentina 28, colonia Centro, Ciudad de México.

Juchitán y Tehuantepec, Oaxaca, donde Tina viajó en 1929, para reponerse de la tragedia que acababa de vivir: el asesinato de su pareja, el cubano Julio Antonio Mella, crimen del que la acusaron injustamente, aunque pronto fue absuelta. Allí se fascinó con la tradición matriarcal que aún imperaba y experimentó con la que llamó “fotografía instantánea”, que buscaba capturar la vida en movimiento.

Tumba de Tina Modotti, Panteón de Dolores, Ciudad de México, donde el grabador Leopoldo Méndez, viejo amigo de la fotógrafa, esculpió su perfil y el poema de adiós que le dedicó Pablo Neruda: “Tina Modotti, hermana, no duermes, no, no duermes. Tal vez tu corazón oye crecer la última rosa. De ayer, la última rosa de ayer, la nueva rosa. Descansa dulcemente, hermana”. Segunda Sección del Bosque de Chapultepec s/n, Av. Constituyentes, delegación Miguel Hidalgo.

Escrito por:Jes Garbarino

Periodista y viajera. Armo la maleta (antes era mochila) cada vez que tengo oportunidad, desde hace más de 20 años.

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