Pablo Picasso, Henri Matisse y Marc Chagall tenían una relación muy particular con la religión. Sin embargo, los tres participaron en proyectos para decorar capillas en la Costa Azul francesa.

Uno se proclamaba decididamente ateo. Otro creía en “lo divino”, aunque no profesaba ninguna religión. El tercero era judío. Sin embargo, tanto Pablo Picasso, como Henri Matisse y Marc Chagall no dudaron ni un instante frente a la oportunidad de decorar con sus pinceles recintos dedicados a la espiritualidad. En la Costa Azul francesa, más exactamente en las ciudades de Vallauris, Vence y Niza, es posible conmoverse con las obras que estos tres maestros del arte moderno dedicaron a lo sagrado.

La guerra y la paz

“Vallauris”, “cerámica” y “Picasso” son tres palabras que normalmente vienen asociadas. En esa ciudad de la Costa Azul, allá por el año 1946, el pintor cubista conoció al matrimonio Ramié y su taller de cerámica Madoura. Fascinado, inició un período de intensa experimentación con este material y una productiva relación con la ciudad a la que se mudó con toda la familia.

Museo Nacional Pablo Picasso Guerra y Paz: Place de la Libération, Vallauris, Francia.

En el centro de la localidad, el antiguo castillo de Vallauris tenía adosada una pequeña capilla románica del siglo XII que estaba en desuso desde la Revolución Francesa. Fueron las autoridades municipales quienes sugirieron a Picasso la idea de pintar el recinto y el artista se entusiasmó de inmediato con el proyecto. Durante años, había concebido la idea de crear un templo para la paz y era hora de materializarlo. De modo que en 1952 comenzó a pintar unos paneles de madera (masonite) que más tarde se montaron siguiendo la curva de la bóveda, de piso a techo.

Picasso nombró a esta obra como: La guerra y la paz. De un lado, la composición lúgubre hace referencia a las desgracias de la guerra. Mientras el opuesto, habla de la productiva felicidad que proponen los tiempos de paz. Al fondo, una paloma aparece rodeada por figuras de diferentes colores-razas que representan a la humanidad.

El lugar es hoy visita obligada cuando se llega a Vallauris siguiendo los pasos de Picasso. La capilla está poco iluminada, tal y como quería el pintor, para que el visitante tenga la sensación de estar en una caverna viendo arte rupestre. Pero con todo, el mensaje es claro y directo: la paz es sagrada.

Capilla del Rosario

Muchas veces postrado por la enfermedad, Matisse se mudó a Vence en 1941 para recuperarse. El artista necesitaba la asistencia de una enfermera y fue así como conoció a Monique Bourgeois, cuya vocación la llevó a convertirse por entonces en hermana Jacques-Marie, de la orden de los Dominicos. Aunque el artista no profesaba ninguna religión y sólo decía creer en “lo divino”, en agradecimiento a los tiernos cuidados que le prodigaba su amiga, en 1947 aceptó su sugerencia de decorar una capilla para su orden.

Matisse se involucró a tal grado en el proyecto que puso su genio en todos los detalles: creó los vitrales, los muebles, el altar, los candelabros, los murales y hasta la ropa de los religiosos. Así, la Chapelle du Rosaire lo tuvo ocupado casi con exclusividad los últimos cuatro años de su vida.

Capilla del Rosario: Av. Henri Matisse 466, Vence, Francia.

Allí llevó al extremo su búsqueda de la síntesis, de las líneas más puras y expresivas, algo que se puede observar en los murales que decoran las paredes. También experimentó con el recorrido de la luz sobre los vitrales, que generan efectos sorprendentes a diferentes horas del día.

El mismo Matisse señaló a esta capilla –que se puede visitar– como el mejor trabajo de su vida: “Pese a todas sus imperfecciones, considero que es mi obra maestra”. Se trata sin duda de un lugar donde el arte y lo sagrado comulgan.

El mensaje bíblico

Chagall era, de estos tres artistas, el que más involucrado estuvo siempre con la espiritualidad. Más allá de sus orígenes judíos, lo conmovían las manifestaciones religiosas de otras creencias y solía incluir referencias tanto cristianas como judías en sus obras. Así, varias iglesias cuentan con trabajos suyos. Sin ir más lejos, en la pequeña catedral de Vence hay un mosaico de su autoría llamado Moisés salvado de las aguas.

Museo Nacional Marc Chagall: Avenue Dr Ménard 36, Niza, Francia.

Así, en 1966, el pintor decidió donar al estado francés 17 cuadros –producto de muchos años de trabajo– que componen El mensaje bíblico, dedicado a ilustrar el Génesis, el Éxodo y el Cantar de los cantares. Su única condición fue que debían ser exhibidos. Originalmente, las pinturas estaban pensadas para decorar una capilla. Pero, a instancias del ministro de Cultura de aquel entonces, André Malraux, se decidió construir un museo que homenajeara al pintor que seguía vivo. Así se creó el Museo Nacional del Mensaje Bíblico Marc Chagall en Niza, que es hoy uno de los más visitados de Francia.

La colección, que en conjunto compone una fascinante fábula, colorida y algo mundana, llena de simbolismos sagrados, se completa con mosaicos y vitrales, también de Chagall, quien señalara al respecto de este trabajo: “Estas pinturas, en mi pensamiento, no representan el sueño de un solo pueblo sino el de la humanidad. Así todo el mundo, cualquiera que sea su religión, puede venir aquí y hablar de este sueño, lejos de maldades y excitaciones”.

 

Publicado en Nat Geo Traveler Latinoamérica, edición 98.

Escrito por:Jes Garbarino

Periodista y viajera. Armo la maleta (antes era mochila) cada vez que tengo oportunidad, desde hace más de 20 años.

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