Cuando vi Roma por primera vez, mi impresión fue la de gente comiendo. En todas partes la gente comía con evidente placer cosas que parecían deliciosas. Miraba por las ventanas de los restaurantes y veía espaguetis enrollándose en tenedores. Había más formas de pasta de las que yo hubiera imaginado. Resplandecientes tiendas de quesos, el…
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