El año está a punto de terminarse y, mientras baja la temperatura, la actividad en el norte de Finlandia se pone intensa. El otoño es la mejor época para ver auroras boreales, pero Rovaniemi, capital de Laponia, es también la ciudad natal y residencia oficial de Santa Claus, quien ya tiene todo listo para cumplir con los sueños de millones de niños de todo el mundo.

En avión o tren se pueden recorrer los 800 kilómetros que separan a Helsinki, capital de Finlandia, de Rovaniemi, para pisar el Círculo Polar Ártico –en la latitud 66°33′45,9″ al norte de la línea de Ecuador–, alimentar a los renos con la mano, pasear en trineo o darle personalmente algún mensaje al habitante más famoso de la ciudad en la Aldea de Santa Claus, ubicada a unos 15 minutos en bus desde el centro de Rovaniemi.

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Pero antes, decidimos empezar el día en una granja de renos llamada Konttaniemi, ubicada a siete kilómetros del centro de Rovaniemi, donde el paisaje campestre había recibido ya las primeras nevadas y un pequeño estanque comenzaba a congelarse. El muy simpático anfitrión nos explicó las particularidades que tiene la cría de estos animales, las características de sus cuernos, que se ven manchados de sangre, pues son organismos vivos y luego nos acompañó a su encuentro, donde pudimos darles de comer en la boca y acariciarlos brevemente. La experiencia terminó con una rica taza de café caliente y galletitas junto a una chimenea.

De regreso a Rovaniemi, donde el termómetro marcaba nueve grados bajo cero, hicimos un alto para almorzar en el muy recomendable restaurante Roka, que se autodefine como street bistro, y es una de las mejores opciones para probar, ay, sí, ¡carne de reno! entre otras especialidades, con un toque sofisticado y el mejor sabor.

Por fin llegó la hora de hacer la visita de rigor a la Aldea de Santa Claus, ubicada exactamente sobre la franja del Círculo Polar Ártico. Allí hay una gran cantidad de tiendas de souvenirs, actividades invernales y un séquito de elfos que te marcan el camino al lugar donde se encuentra el mismísimo Santa Claus, que conversa muy amigable con sus visitas, pregunta sobre los sueños y deseos de cada quien, y se toma la foto para el recuerdo.

¿Qué le pedimos a Santa cuando tuvimos la oportunidad de entrevistarlo? Si por favor nos podía adelantar unos días el regalo, para tener la oportunidad de ver auroras boreales aquella misma noche.

Tal parece que últimamente nos hemos portado más o menos bien, puesto que unas horas después del atardecer sonó la primera alerta de aurora boreal en la aplicación Aurora Alert Realtime de Rovaniemi, que bajamos en el teléfono para correr a tiempo hasta los alrededores del museo de ciencias Arktikum, donde se obtiene la oscuridad necesaria para apreciar uno de los espectáculos naturales más fascinantes. Allí tuvimos la suerte de ver el cielo pintarse con ráfagas magnéticas de color verde.
¿La magia de la Navidad?

Escrito por:Jes Garbarino

Periodista y viajera. Armo la maleta (antes era mochila) cada vez que tengo oportunidad, desde hace más de 20 años.

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