La Segunda República Española estaba en pleno auge a principios de la década del treinta y John Dos Passos consideró que era buen momento para viajar a la península ibérica con su esposa Katherine, dado que podría pagar sus gastos escribiendo artículos sobre el ambiente social y político en el país.

El escritor y periodista estadounidense consiguió en aquella oportunidad entrevistar a Manuel Azaña, que por entonces era jefe de gobierno. Pero el matrimonio tenía la intención de recorrer España por carretera, de modo que compraron un pequeño Fiat de segunda mano, al que apodaron La Cucaracha.

John Dos Passos y Katherine Smith.
John Dos Passos y Katherine Smith.

A bordo de su auto, John y Katy visitaron El Escorial, Segovia, Ávila, condujeron por el valle del río Ebro, llegaron a Santiago de Compostela y Santander. Ya habían emprendido el regreso a la capital cuando, mientras Dos Passos elogiaba el desempeño de su autito, se desprendió un perno de la dirección y salieron disparados del camino, sin lastimarse, pero llevándose un buen susto. Unos asturianos ayudaron a la pareja a trepar el auto en su camión y la dejaron en el pueblo más cercano para la reparación, que demoró varios días.

Los Dos Passos lograron regresar a Madrid pocos días antes de que saliera de Gibraltar el barco italiano que los llevaría de vuelta a casa. El objetivo era vender La Cucarachita antes de partir y recuperar el dinero invertido, así que pusieron un anuncio en el periódico: “Se vende cochecito”. Llegaron varios interesados al pie de la cama de John, que se había visto aquejado de fiebres reumáticas. Pero todos se echaron atrás al oír el precio.

“Hasta que apareció un joven oficial del ejército, resplandeciente en su uniforme rojo y azul. Qué muchacho tan simpático. El cochecito le gustaba. El precio estaba muy bien. Presentó sus credenciales. Todo lo que pedía era que se le dejara probar el cochecito en la carretera. Estaría de vuelta en una hora. ¿No era una cosa muy razonable?”, recordó Dos Passos en su libro Años inolvidables.

Pero pasó una hora y el teniente no regresó. Pasó un día. La pareja llamó a unos amigos y a la policía. Un joven agente tomó nota de los detalles y conversó con el escritor sobre poesía barroca. Pasó otro día y el policía llamó con buenas noticias: el Fiat había aparecido y estaba en el patio de Gobernación, frente a la Puerta del Sol. Dos Passos se deshizo en elogios para la policía republicana.

Acababa de cortar la llamada cuando los visitó otro oficial del ejército, en este caso un capitán avergonzado, ya que el teniente que se llevó el auto era su hermano. El militar le explicó que estaba un poco chiflado y que no era la primera vez que se llevaba un auto para probarlo y no lo devolvía. Le rogó que no presentara cargos, puesto que ya lo habían internado en un psiquiátrico.

En cuanto John recuperó un poco la salud, fue a Gobernación para hablar con la policía, ya que había encontrado un comprador para La Cucaracha, aunque había tenido que bajar el precio a la mitad. Allí pudo ver su vehículo, rodeado por una alambrada para que nadie lo tocara. El inspector jefe se mostró afligido cuando el escritor le dijo que al día siguiente partía para Gibraltar, para embarcarse de regreso a casa: el auto era una prueba y no se lo podían devolver hasta que no atraparan al teniente que se lo había robado.

“Aquella estúpida serie de incidentes empezó a parecerme tan ilustrativa de la condición humana como las aventuras del Caballero de la Triste Figura se lo parecían a Miguel de Unamuno”, escribió Dos Passos.

Así, el matrimonio partió esa noche en tren hacia Gibraltar sin recuperar el dinero invertido en La Cucarachita, que se quedó en el patio trasero de Gobernación, rodeada de su inexpugnable alambrada.

 

Fuente: Años inolvidables, John Dos Passos, Austral Editorial, Seix Barral.

 

Ficha Personal
  • John Roderigo Dos Passos (1896-1970).
  • Nació en Chicago, Estados Unidos, y fue un gran viajero incluso desde su infancia.
  • Escritor y periodista. Estudió Artes en la Universidad de Harvard y, durante la Primera Guerra Mundial condujo una ambulancia e integró el cuerpo de la Cruz Roja, experiencia que lo proveyó de material para varios de sus escritos. También incursionó en la pintura.
  • Autor de Manhattan Transfer, libro que, por su original estructura, propuso una nueva forma de escribir y entender la ciudad como un organismo que funciona de forma autónoma, más allá de sus habitantes.
  • Publicó novelas como La iniciación de un hombre, Tres soldados, Aventuras de un joven y El gran destino, entre otras.
  • Fue miembro de la Generación Perdida, junto con Ernest Hemingway, William Faulkner y Francis Scott Fitzgerald, entre otros.
  • Se casó con Katherine Smith, quien murió en un trágico accidente. Años después, volvió a casarse con Elizabeth Holdridge, con quien tuvo una hija.

 

 

Escrito por:Jes Garbarino

Periodista y viajera. Armo la maleta (antes era mochila) cada vez que tengo oportunidad, desde hace más de 20 años.

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