Durante una cena con el matrimonio Christie, el excéntrico mayor Ernest Belcher invitó a Archie a ser consejero financiero de la misión que recorrería gran parte de los Dominios del Imperio Británico alrededor del mundo con el objetivo de promover la Exposición del Imperio Británico, que tendría lugar en Londres en 1924. “Agatha, usted podría venir también. Le gusta viajar, ¿no es así?”, tentó Belcher a la escritora de novelas policiales que, por entonces, tenía 32 años y tres libros publicados.

No era muy complicado hacer que Agatha Christie sucumbiera a cualquier tentación que tuviera que ver con viajar. Ávida de ver el mundo, ella tenía claro que no debían perderse una oportunidad semejante, aunque implicara dejar por diez meses a su pequeña hija Rosalind (de dos años) al cuidado de su familia y que, a su regreso, probablemente su marido se encontrara sin su trabajo, que de todas formas no resultaba muy prometedor.

En enero de 1922, la misión zarpó de Southampton en el barco Kildonan Castle. La vuelta al mundo que estaban emprendiendo tendría escalas en Sudáfrica, Australia, Nueva Zelanda, Hawaii –un desvío que planearon los Christie para pasar allí un mes de vacaciones– y Canadá.

Luego de pasar montones de aventuras y conocer gente por demás interesante en cada lugar al que llegaban, Agatha y Archie se separaron del resto de la comitiva para pasar un mes de descanso en un destino que les hacía muchísima ilusión: Honolulu, en la isla hawaiana de Oahu, Estados Unidos.

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Agatha Christie con su tabla de surf en Honolulu, Hawaii.

La pareja llegó temprano al hotel y se entusiasmó al ver desde su ventana gente surfeando. De modo que se lanzaron de inmediato a la playa para rentar unas tablas. Ya habían practicado ese deporte en Sudáfrica, lo habían disfrutado enormemente y sentían que sabían todo lo necesario acerca del surf. Sin embargo, se les escapaba que las olas de Hawaii son de respeto y que hay días en que sólo los expertos se animan a dejarse llevar por su fuerza natural. Cuestión que la primera tentativa resultó en un enorme revolcón que casi no cuentan la historia y, por consejo de un lugareño, lo dejaron para otro día.

El segundo intento de Agatha con el surf en Honolulu también fue digno de recordar: su traje de baño de seda, que la cubría desde los hombros hasta los tobillos, quedó destrozado por la fuerza de las olas, así que la escritora tuvo que correr a la tienda del hotel, casi desnuda, para comprarse uno nuevo verde esmeralda que, según opinó Archie, le quedaba muy bien.

Además del poder de las olas, los Christie subestimaron la fuerza del sol tropical y las largas horas dedicadas al surf tuvieron dolorosas consecuencias sobre su piel. ¿Cómo lo solucionaron? Además de probar todo tipo de remedios caseros, Agatha bajaba a la playa con una larga camisa blanca y Archie directamente en pijama, “para gran diversión de los nativos, ¡que se retuercen de risa!”, según le contó la escritora en una carta a su madre.

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Agatha Christie surfeando en Honolulu, Hawaii.

También estaba el problema de que se cortaban los pies con el arrecife de coral, algo que pudieron resolver comprándose unas botas de cuero que se ataban a los tobillos. Y, a medida que iban haciéndose expertos en el deporte, notaron que muchos surfers tenían a un chico hawaiano que los llevaba nadando con fuerza hasta el arrecife, donde rompen las olas, con la tabla atada a los dedos de los pies y, una vez allí, les avisaba cuál era la ola correcta; un método que ella incorporó de inmediato. Así, superado el dolor y los inconvenientes, los Christie consiguieron sobre las olas “momentos de indescriptible gozo” y la famosísima reina del misterio llegó a señalar que “el surf es uno de los placeres físicos más perfectos que he conocido”.

 
Ficha Personal
  • Agatha Mary Clarissa Miller (1890-1976).
  • Nació en Torquay, Inglaterra. Se casó primero con Archibald Christie (de quien tomó el apellido con el que se hizo famosa) y luego con el arqueólogo Max Mallowan.
  • Escritora y dramaturga especializada en el género policial. Publicó 66 novelas policiales, seis novelas románticas y 14 historias cortas.
  • Creó al famoso personaje Hercule Poirot, un detective belga que aparece en varias de sus novelas.
  • Es la novelista más vendida de todos los tiempos, sólo superada en algunas listas por William Shakespeare. Fue traducida, al menos, a 103 idiomas.
  • Escribió libros aclamados por los amantes del género policial como El asesinato de Roger Ackroyd, Muerte en el Nilo, Asesinato en el Orient Express y Diez negritos.

Fuente: Agatha Christie – El gran tour – Alrededor del mundo con la reina del misterio, cartas curadas por su nieto Mathew Prichard, Confluencias Editorial, 2014.

Escrito por:Jes Garbarino

Periodista y viajera. Armo la maleta (antes era mochila) cada vez que tengo oportunidad, desde hace más de 20 años.

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