Arte contemporáneo con vidrio soplado. Antoine Pierini lleva la tradición del pueblo francés de Biot –forjada a base fuego y arena–, un paso más allá y sorprende con sus propuestas abstractas.
No pudo ni quiso resistirse al destino. A sus siete años, Antoine pasaba las horas en el antiguo molino de aceite de oliva del siglo xv convertido en taller familiar, viendo a su padre, Robert Pierini, trabajar el vidrio con magia y pericia. Aunque el padre intentó disuadirlo de su cometido de seguir sus pasos y la tradición de Biot –el pueblo de la Costa Azul francesa donde se ubica el taller–, no hubieron argumentos suficientes, no hubo caso.
Hoy, a sus treinta y pocos años, Antoine ha trascendido la tradición y utiliza el vidrio como un vehículo para dar forma a su enorme inspiración artística. Así, a las exposiciones en galerías y museos de Francia siguieron otras en Estados Unidos, Austria, Italia, Bélgica, Suiza, Alemania, Holanda… Y sus piezas forman parte de colecciones privadas de todas partes del mundo.
Robert, el mentor
Cuando se resignó a la inamovible vocación de su hijo, Robert comenzó a transmitirle la experiencia que había adquirido desde que fuera un aprendiz en el taller de Eloi Monod, hacia finales de la década de los sesenta.
En 1980, el mismo año en que nació Antoine, Pierini padre abrió su estudio de vidrio en el antiguo molino de aceite de oliva, lugar donde hasta hoy se puede ver trabajar a los artistas y apreciar el colorido resultado de su creación en la bella tienda donde ofrecen sus obras. En ese taller, Robert se dedicó a perfeccionar sus técnicas y crear unas nuevas, como el “rouge Pierini”, que ha sido un sello de identidad para su trabajo. Así ganó prestigio internacional y fue reconocido como “le grand couturier du verre” (algo así como el gran diseñador de modas del vidrio). Algunas de sus piezas se pueden ver en el Museo de Arte Decorativo de París, ubicado junto al Louvre.
Una mente independiente
El hijo pronto comenzó a hacer sus propios experimentos, mostrando desde el comienzo una fuerte personalidad. Además de su padre, con el tiempo Antoine tuvo otros maestros como David Reekie, Udo Zembock (de Sars Poteries) y Davide Salvadore (maestro del vidrio de la isla veneciana de Murano).
De esta forma se fue moldeando su propio estilo, libre de las ataduras de “lo utilitario”. Hoy, sus colecciones de botellas borrachas, bambúes, bloques, botes de vela y tótems, entre otras, proponen unas composiciones con varios elementos abstractos (e incluso con otros materiales como la piedra) que tienen una elegancia soberbia, una gran fuerza expresiva y ofrecen un despliegue de color que no te deja indiferente.
Vive la experiencia
Probablemente hayas visto trabajar a los maestros del vidrio alguna vez. Pero estar del lado de la boquilla y soplar con tus propios pulmones es algo único. Si además de todo el mismísimo artista Antoine Pierini, con la asistencia de su padre, Robert, son quienes te enseñan la técnica, la maravilla está garantizada.
Dónde: Pierini – Verre Contemporain, Route de la Mer 9, Chemin du Plan, Biot, Francia. antoinepierini.com.
Para tomar una clase individual y personalizada de trabajo con vidrio soplado debes hacer una cita con anticipación. Una vez en el taller, Antoine te explicará todo sobre los materiales, técnicas y herramientas, de modo que elabores una pequeña pieza que podrás pasar a retirar dos días después, dado que es necesario bajarle la temperatura en un horno especial.
Los niños pueden vivir esta experiencia a partir de los 13 años de edad y –quién te dice–, quizá descubran un talento y una vocación como los que motivaron a Antoine Pierini desde su infancia.