Las líneas de Nazca sólo se pueden ver en su misteriosa perfección desde las alturas, sobrevolándolas.

Pongo rumbo al desierto, con sus dunas que cambian constantemente borrando cualquier huella que puedas dejar, en un paisaje inerte que es siempre igual a sí mismo. Pero no paran ahí las contradicciones que me esperan en el itinerario por el sur más árido de Perú. Hay unas huellas en el desierto que no han podido borrar los siglos, aunque las han cubierto de misterio: las líneas de Nazca. Y en ese contexto, la cercanía del mar propone más agua de la que puedas concebir, además de un alboroto de vida que se aferra a las islas Ballestas.

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Tomamos la carretera desde Lima hacia el sur, rumbo a Paracas, el mejor lugar para alojarte cuando tienes el plan de sobrevolar las líneas de Nazca. A la hora de la comida nos desviamos un poco del camino para visitar la Casa Hacienda San José –antiguamente dedicada a la producción de algodón–, ubicada en El Carmen, el distrito afroperuano por excelencia. Probamos algunas exquisiteces peruanas y platillos típicos de la zona antes de retomar la ruta.

El atardecer es la mejor hora para experimentar el vértigo en las dunas de Adrenarena Park, lanzándonos con Erik –que me acompaña en esta parte del viaje–, por pendientes de hasta 50 metros de alto, tomándonos de cualquier agarradera que nos ofrezca el tubular y gritando de emoción aunque se nos llene la boca de arena. Desierto adentro nos espera una recepción con champagne y bocadillos para disfrutar mientras el sol termina de esconderse y se extiende sobre nosotros un manto negro profundo, repleto de estrellas. El regreso en medio de la oscuridad por las dunas es otra experiencia cardíaca y divertida.

Al día siguiente, el mar. Desde el elegante muelle del hotel Paracas parte la excursión que nos lleva primero al Candelabro (aunque algunas investigaciones señalan que se trata más bien de un nopal), unas líneas de 177 metros de alto y 56 de ancho que podrían ser parientes de las de Nazca, y luego a las islas Ballestas, atestadas de cormoranes, pingüinos de Humboldt, pelícanos, lobos marinos… que ofrecen un despliegue de vida poco habitual en territorios tan desérticos.

Alas para un misterio

Por fin llega el esperado momento de subirse a la avioneta para ver desde el cielo los famosísimos petroglifos pre-incas creados hace unos 2300 años en Nazca. La cita es en el aeropuerto de Pisco, considerado el más seguro de la zona, para abordar una moderna avioneta Cessna Grand Caravan con capacidad para una docena de pasajeros.

Pronto el desierto toma otra dimensión y sus patrones, vistos desde las alturas (volamos a unos 3000 pies), resultan hipnóticos. Unos cuarenta minutos después del despegue el copiloto nos anuncia que es tiempo de observar las primeras figuras geométricas abajo nuestro, triángulos y trapezoides enormes.

Primero aparece la ballena, el avión da un giro pronunciado a la derecha y señala con su ala la figura. Repite la operación del lado izquierdo y el motor apenas puede tapar con su estruendo las expresiones de asombro de todos nosotros.

La avioneta: Los vuelos despegan del aeropuerto de Pisco y duran dos horas.

La figura conocida como el astronauta nos saluda desde una inclinación del terreno. El mono con su cola en espiral se vuelve perfectamente visible de pronto; nos comenta el copiloto que tiene en total 110 metros (80 de cuerpo y 30 de cola). Luego vemos el perro, un colibrí de 96 metros, el cóndor, la araña, el pájaro alcatraz, que es una de las figuras más largas, con 300 metros, el papagayo de 200… El árbol y las manos son los únicos petroglifos que pueden verse desde tierra y alcanzamos a divisar la carretera y el mirador desde el cual se obtiene la altura necesaria para apreciarlos.

Vuelta a la derecha, vuelta a la izquierda. Cuando siento que el mareo le va a ganar a la emoción, emprendemos el regreso. El copiloto nos platica acerca del misterio que se cierne sobre estas líneas declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco: los científicos llegaron a la conclusión de que representaban observaciones astronómicas, con consecuencias para la agricultura, mientras otros, algo más imaginativos, hablan de la visita de extraterrestres. Contrastes y más contrastes, en el desierto peruano.

 

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Escrito por:Jes Garbarino

Periodista y viajera. Armo la maleta (antes era mochila) cada vez que tengo oportunidad, desde hace más de 20 años.

14 comentarios en “El oro del PERÚ: Una avioneta sobre el desierto

  1. Hola es una zona muy misteriosa del planeta. Una vez vi un documental, que decía que eran líneas de procesiones religiosas. Que incluso hoy en día hay adeptos que las realizan. ¿sabes si es verdad? lo vistes en tu viaje…

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    1. ¡Hola!!! Hay muchas teorías, algunas incluyen marcianos. Pero no se tiene claro por qué y para qué las hicieron. Son algo muy impresionante e interesante. En la actualidad no se hacen nuevas, sólo se procura conservar las que están.

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      1. Pues el hombre, en diferentes culturas, hizo obras titánicas para comunicarse con sus dioses y tiendo a creer que ese es el motivo también en este caso… Aunque no soy experta en la materia y me agrada ese halo de misterio que tienen…

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      2. Si te gusta el misterio, te llamará la atención. Los dolmenes son un tema casi desconocido y sin turismo. Hay muchos dispersos en españa y portugal, aunque no en el levante. El de Menga en Antequera (Málaga), es de los mas grandes de europa…en fin…hay mucho por descubrir

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